Argentina: Cannabis medicinal y legal
El miércoles 20 de abril se celebró el día mundial de la marihuana. En este marco, resulta necesario recorrer los caminos que activistas, familiares y pacientes de diversas patologías han transitado para lograr la legalidad de su uso medicinal.

En la semana en donde se celebra el día internacional de la marihuana rememorando una anécdota nacida en Estados Unidos en 1971 y que coincide con el tiempo de cosecha en nuestro hemisferio, dando como resultado el famoso dígito 4.20 (mes 4; día 20), resulta necesario recordar los beneficios que esta planta tan estigmatizada tiene para la salud. Desde productos cosméticos y relajantes como cremas, el uso de su caña para la fabricación de telas, papeles y sogas, hasta aceites con predominancia de algunos de sus componentes para tratar enfermedades como la epilepsia o aliviar dolores propios de los tratamientos contra el cáncer. Sin embargo, durante muchos años la planta permaneció bajo la sombra de la ilegalidad siendo estigmatizados tanto sus usuarios recreativos como medicinales.
Luego de años de lucha, en Argentina se sancionó la Ley 27.350 que regula la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta cannabis y sus derivados. Esta ley establece las bases para la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados. En ese marco, se crea el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis en el ámbito del Ministerio de Salud.
La Agencia Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó en la Argentina una especialidad medicinal a base de cannabidiol, uno de los componentes activos contenidos en la planta de cannabis sativa. Estos productos poseen una calidad testeada según los más altos estándares farmacéuticos y se pueden adquirir en ciertas farmacias, con receta médica. Sin embargo, los costos continúan siendo elevados ya que algunas farmacias de la capital provincial el frasco de 30 ml. tiene un valor de $ 9.951,10. Además, se solicita para su compra una receta de archivo ya que el medicamento no es de venta libre. Se suele recetar este tipo de aceites para los casos de epilepsia refractaria.
Llegó a las farmacias
El medicamento aprobado recientemente por Anmat –Kanbis®, del laboratorio Elea– cuenta con cannabidiol altamente purificado (99%). Se diferencia de los aceites de cannabis por su composición cuantitativa definida, declarada y verificable, con una forma farmacéutica estable que permite garantizar una eficacia y seguridad acorde a los ensayos clínicos realizados, así como la calidad y consistencia lote a lote.
Sin embargo, continúan siendo los clubes de cultivadores los que en gran medida satisfacen la necesidad de aceite de cannabis. Según el Instituto de Regulación y Control de Cannabis (Ircaa), “las farmacias que licitaron para cultivar cannabis para las farmacias producen y dispensan aproximadamente dos toneladas de flores por año, mientras que los Clubes Cannábicos producen y dispensan cerca de 3,3 toneladas”. Es decir que cerca de un 60% de la demanda del cannabis se satisface a través de cultivadores agrupados que comparten conocimientos, se apoyan mutuamente y comercializan el aceite, pero siempre bajo la premisa de no generar ganancia, sino cubrir costos.
Mejor vida
José Emilio Varela tiene 55 años y es docente. Es el padre de Emilia Belén de 25 años. Ella padece de epilepsia refractaria, patología que necesita para su tratamiento diversas medicaciones. Junto a su familia José es socio de la Asociación de Usuarios y Profesionales para el Abordaje del Cannabis de Rosario. Cuenta que llegó al uso del cannabis medicinal porque “hace cuatro años mi hija no podía controlar las convulsiones, aunque se sumaban drogas o se cambiaban”. Y agregó: “Para no sumar más drogas a las que tomaba, decidimos comenzar a usar aceite de cannabis que, según nos han explicado los neurólogos qué trabajan con cannabis, funcionaría como coadyuvante entre las drogas”, explicó José a MIRADOR ENTRE RÍOS.
–¿Cómo fue tu primer acercamiento al cannabis medicinal?
–Hace como cinco años, aproximadamente. Fue en una charla organizada por la Universidad Autónoma de Entre Ríos, que se hizo en la Escuela de Música, dónde estuvieron asociaciones cannábicas y médicos.
–¿Cómo está compuesto el aceite que tu hija consume?
–Es un aceite que tiene CBD en un porcentaje mayor y también usa uno compuesto en un 50% por CBD y 50% por THC.
–¿Qué beneficios observas en su día a día respecto al tratamiento con otras drogas?
–Lo primero que notamos fue un mejor estado de ánimo y una mejora en su relación social en las primeras semanas de tratamiento y luego comenzamos a ver que las convulsiones fuertes habían desaparecido mediante del uso del aceite. Antes, tenía repetidas convulsiones diarias tanto de día como de noche; todo eso ha disminuido y se ha reducido la dosis de los remedios epilépticos.
–¿Qué dificultades has tenido que enfrentar para darle continuidad al tratamiento?
–A partir de que comenzamos con el tratamiento, ha tenido continuidad, siempre tuvimos aceite donado por las asociaciones a las que pertenecíamos y en las que participamos. En estas asociaciones se nos enseñó a cultivar, a cosechar y a producir nuestro propio aceite cuando se nos terminaba. Estas asociaciones o los cultivadores de la comunidad cannábica de Paraná, como Mamá Cultiva; y Aupac, de Rosario, nos proporcionaban el aceite. Hoy, nosotros como familia somos socios de Aupac y podemos retribuir donando aceite cuando se necesita para algún paciente.
Acceso e información
MIRADOR ENTRE RÍOS consultó a José Emilio Varela acerca de la accesibilidad actualmente al aceite de cannabis, a lo que respondió: “Sí, hoy es más fácil porque hay laboratorios de nuestro país e internacionales que lo están produciendo. El problema es que los costos son altísimos, por eso nosotros seguimos produciendo nuestro propio aceite y lo enviamos a laboratorios de universidades nacionales dónde se le realiza una cromatografía, proceso por el cual podemos saber los componentes de lo que estamos elaborando”.
“Aunque en el último tiempo ha mejorado mucho la idea que se tiene sobre el cannabis, hace falta información seria y científica para que el cannabis deje de tener el sesgo de ilegalidad y que pueda tener el control y desarrollo que tienen las drogas farmacológicas. Es decir, si bien ha cambiado la situación en los últimos años y de manera cada vez más rápida, todavía falta mucho por hacer”, reflexionó.
Fuente:
https://www.miradorprovincial.com/?m=interior&id_um=351111-cannabis-medicinal-y-legal-salud